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Estaban ya en el veinteavo almacén, y si a Alex andar con un vestido todo el día le parecía molesto, estarce probando ropa en cada almacén al que entraban era peor, Verónica insistía en que se pusiera cada conjunto hasta encontrar el ideal.
Decía que Alex tenía que lucir perfecta para su novio, que su hermana insistiera en tratarlo como a una chica le resultaba desconcertante y chocante, pero había dejado de corregirla para que le tratara como a un chico después de la milésima vez, no es que se hubiera acostumbrado, pero trataba de ignorar ese hecho, sabía que era un chico y con eso bastaba, un chico con una falda pero chico al fin.
Tras la insistencia de Alex, Verónica accedió a que ya solo fueran a tres locales más y luego regresarían a la casa, se habían detenido frente a una vitrina, observaban un conjunto que parecía cumplir con todos los requisitos que Verónica estaba buscando, a él le daba igual con tal de poder ponerse nuevamente sus pantalones, así que estaban a punto de entrar preguntar precios y ver si tenían en la talla de Alex como lo habían hecho ya en los otros diecinueve almacenes cuando se oyó un silbido a sus espaldas.
-Uy, que cosa tan bonita –Un chico delgado y algo más alto que Verónica les miraba, por su expresión parecía que se las estaba imaginando desnudas.
Estaría usando un vestido, pero seguía siendo un hombre y sentía la obligación de defender a su hermana, no podía dejar que aquel tipo morboseara así a su hermana, por lo que le salió al paso al tipejo para reclamarle.
-¡Oye, tú! ¡No te le quedes viendo así a mi ñaña! –Alex se había puesto en modo de ataque, listo para cualquier movimiento extraño que intentara aquel chico, para todo excepto…
-Pero si la cosa no era con ella –dijo el chico, mientras sonriendo se le acercó y le tocó con la mano la mejilla- yo me refería a ti preciosa
Alex se quedó petrificado y no supo como reaccionar, ¿Qué estaba bonita? ¿Era broma? Para empeorar la situación el acosador estaba empezando a rodearle con el brazo.
Verónica se dio cuenta que su nueva hermana era mucho mas atractiva de lo que había pensado y que era tiempo de rescatarla, pero no fue necesario, Alex finalmente reaccionó, había oído historias sobre su hermano dándole palizas a tipos mas grandes que él, pero no se las creía por considerarlas exageradas, un solo golpe directo al estomago fue lo que necesito Alex para deshacerse del acosador y dejarlo sentado en el piso sin poder levantarse.
-¡A mi solo me toca mi novio! –gritó Alex sin pensar.
Ante el escándalo salió el guardia del almacén para ver que pasaba, después de que Verónica le contara lo sucedido, le pidió al chico que se retirara.
-Con que solo te toca tu novio ¿eh? –Le dijo Verónica a Alex al oído, quien no respondió nada y prefirió mirar hacia otro lado –Por eso mismo es que deber lucir hermosa el día de su cita, para que te toque.
¿Qué había querido decir con ese último comentario? prefirió no darle importancia e insistió en que ya compraran algo para poder irse a la casa.
-Si el vestido que vimos en la vitrina te queda, ya solo nos quedaría ir a ver los accesorios y listo.
-¿Pero que no era solo el vestido?
-Claro que no, también hay que comprarte zapatos, una cartera, ¡ah! y ropa interior.
-¡No! Ni loco voy a irme a probar ropa interior a los almacenes.
-Bueno, tendré que compárate unos de caja, solo tienes que decirme tu talla, pero de ahí solo nos quedaría otro asuntito más.
-Nada vergonzoso ¿verdad?
-Tranquila, Alex, solo tienes que decirme ¿quieres ser rubia, morena o pelirroja?
Decía que Alex tenía que lucir perfecta para su novio, que su hermana insistiera en tratarlo como a una chica le resultaba desconcertante y chocante, pero había dejado de corregirla para que le tratara como a un chico después de la milésima vez, no es que se hubiera acostumbrado, pero trataba de ignorar ese hecho, sabía que era un chico y con eso bastaba, un chico con una falda pero chico al fin.
Tras la insistencia de Alex, Verónica accedió a que ya solo fueran a tres locales más y luego regresarían a la casa, se habían detenido frente a una vitrina, observaban un conjunto que parecía cumplir con todos los requisitos que Verónica estaba buscando, a él le daba igual con tal de poder ponerse nuevamente sus pantalones, así que estaban a punto de entrar preguntar precios y ver si tenían en la talla de Alex como lo habían hecho ya en los otros diecinueve almacenes cuando se oyó un silbido a sus espaldas.
-Uy, que cosa tan bonita –Un chico delgado y algo más alto que Verónica les miraba, por su expresión parecía que se las estaba imaginando desnudas.
Estaría usando un vestido, pero seguía siendo un hombre y sentía la obligación de defender a su hermana, no podía dejar que aquel tipo morboseara así a su hermana, por lo que le salió al paso al tipejo para reclamarle.
-¡Oye, tú! ¡No te le quedes viendo así a mi ñaña! –Alex se había puesto en modo de ataque, listo para cualquier movimiento extraño que intentara aquel chico, para todo excepto…
-Pero si la cosa no era con ella –dijo el chico, mientras sonriendo se le acercó y le tocó con la mano la mejilla- yo me refería a ti preciosa
Alex se quedó petrificado y no supo como reaccionar, ¿Qué estaba bonita? ¿Era broma? Para empeorar la situación el acosador estaba empezando a rodearle con el brazo.
Verónica se dio cuenta que su nueva hermana era mucho mas atractiva de lo que había pensado y que era tiempo de rescatarla, pero no fue necesario, Alex finalmente reaccionó, había oído historias sobre su hermano dándole palizas a tipos mas grandes que él, pero no se las creía por considerarlas exageradas, un solo golpe directo al estomago fue lo que necesito Alex para deshacerse del acosador y dejarlo sentado en el piso sin poder levantarse.
-¡A mi solo me toca mi novio! –gritó Alex sin pensar.
Ante el escándalo salió el guardia del almacén para ver que pasaba, después de que Verónica le contara lo sucedido, le pidió al chico que se retirara.
-Con que solo te toca tu novio ¿eh? –Le dijo Verónica a Alex al oído, quien no respondió nada y prefirió mirar hacia otro lado –Por eso mismo es que deber lucir hermosa el día de su cita, para que te toque.
¿Qué había querido decir con ese último comentario? prefirió no darle importancia e insistió en que ya compraran algo para poder irse a la casa.
-Si el vestido que vimos en la vitrina te queda, ya solo nos quedaría ir a ver los accesorios y listo.
-¿Pero que no era solo el vestido?
-Claro que no, también hay que comprarte zapatos, una cartera, ¡ah! y ropa interior.
-¡No! Ni loco voy a irme a probar ropa interior a los almacenes.
-Bueno, tendré que compárate unos de caja, solo tienes que decirme tu talla, pero de ahí solo nos quedaría otro asuntito más.
-Nada vergonzoso ¿verdad?
-Tranquila, Alex, solo tienes que decirme ¿quieres ser rubia, morena o pelirroja?
Luisa
- Disculpe señorita.
Luisa se paralizó cuando oyó la voz de aquel hombre, su traje negro parecía costoso y de diseñador, camisa blanca, corbata azul, y un pañuelo con borde dorado aparecía en el bolsillo de la chaqueta.
- Disculpe señorita, -repitió el hombre, parecía como de treinta y tantos, corpulento, al menos de un metro noventa de alto-. Creo que esto le pertenece. -Extendió la mano mostrando un monedero.
Luisa al verlo reviso de inmediato su bolso y confirmó que sí era el suyo. Observó el monedero un momento y luego dirigió la mirada expectante al hombre que
Alex y Saul Epilogo
- Es rosado -se quejó Alex al ver su imagen en el espejo.
- Tiene que ser rosado. -Mamá subía la cremallera ubicada en la parte de atrás del vestido-. Es tu fiesta de quince.
- Ya, pero recuerdo que el vestido de Verónica era más... moderno y más oscuro, este es pastelazo, parece el que le ponen a esas muñecas.
- Es que tú eres una muñeca -dijo Verónica mientras le colocaba en el cabello una peineta que tenía como adorno una gran flor rodeada de otras flores más pequeñas, todas igual de rosa que el vestido-. Es tu estilo.
Aquella fiesta era l
Alex y Saul (26)
Daban las seis y quince, el sol comenzaba a ocultarse, la pareja de enamorados se dirigían a la casa de Alex y las luminarias a ambos lados de la calle parecían encenderse a su paso. Saúl tenía muchas ganas de tomarle de la mano a Alex pero no se atrevía a hacerlo debido a que su pequeño tigre ya no vestía las prendas femeninas, lo que quedaba aquellas ropas estaban dentro de un mochila que él llevaba al hombro, lo que Alex tenia puesto era una camiseta y un pantalón que le prestara Saúl, ambas le quedaban grandes, la camiseta casi hasta las rodillas y el pantalón era tan largo que le tuvo que hacer varios dobladillos a las vastas, por calzad
Alex y Saul (25)
Alex había estado tantas veces en la casa de Saúl que ya conocía la mayor parte de esta, sabía que la mama de Saúl guardaba todas las bolsas plásticas en las que traía las compras del supermercado en la última gaveta del mueble de la cocina, tomo una pequeña transparente la lleno de cubos de hielo que tomo del congelador y se la llevo a su novio que estaba sentado en medio del sofá de la sala.
-Un día de estos te voy a enseñar a pelear -dijo mientras le colocaba la bolsa con hielo en la parte de la cabeza donde recibió el golpe.
-Auch -Saúl se quejó al sentir el frio contacto de la bolsa- me hubiera gustado poder defenderte.
-Está bien, lo
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